Tras la detención del rapero Pablo Hasél, acusado de enaltecimiento y justificación de terrorismo e injurias a la corona, se han vuelto a poner sobre la mesa numerosas preguntas y opiniones:

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¿Es realmente justo que una persona de la índole que sea termine en prisión por transmitir su opinión a través de su arte? ¿Existen límites a la hora de expresarse a través del arte? Si es así, ¿quién establece los límites? ¿Somos realmente libre a la hora de expresarnos?

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El delimitar o coartar la libertad de expresión de una persona, hace que carezca de “voz” y provoca en el sujeto una serie de reacciones al sentir la presión sometida.

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Esta falta de libertad de expresión desencadena una “explosión” fruto de la opresión recibida.